El héroe americano ha caído en desgracia más que nunca gracias a la última película de Clint Eastwood. En esta historia se nos cuenta como un hombre pasa de ser un rancio distante a ser un alma de la caridad caída del cielo, aunque más bien se podría decir que del infierno.
Para empezar nos encontramos una historia que ya ha sido tratada unos cuantos millones de veces en el cine. Pero lo curioso de Gran Torino es que no hace ningún esfuerzo en aportar algo diferente, sino que se rige por el patrón paso a paso, lo que la hace más que predecible y por lo tanto poco interesante.
Dado que la historia no es nada del otro mundo, quizá uno piense que los personajes podrían salvar la película. Pero no. La actuación de Clint Eastwood como ese falso héroe de guerra que se ha vuelto muy duro y distante con todos es francamente mala. A la rigidez habitual del actor se le añade una cara completamente inexpresiva que no para de lanzar supuestas malas miradas y gruñidos, lo que sólo hizo que me acordara de Terminator a cada momento. La sensibilidad cero que tiene en teoría el personaje, se refleja cuando insulta al cura o cuando es incapaz de pronunciar correctamente los nombres de sus vecinos chinos, pero no porque sean difíciles sino porque él es así de chulo y no le da gana. Aunque claro, con humor esto queda algo tapado, porque si a ti te dicen un nombre y tu al reproducirlo dices "yogur", pues algo de gracia hace.
Los personajes secundarios son igualmente pobres. Los típicos pandilleros, el típico chico tímido que necesita la ayuda de un hombre de verdad, y la chica que da el primer paso para que el personaje de Eastwood mantenga una relación con sus vecinos.
El chaval es un pringado que se ve sobrepasado por la situación en la que vive y la banda de su primo que le quiere llevar por mal camino. Entonces aparece Walt, es decir Eastwood, le enseña lo que debe ser un hombre, y el chaval acaba siendo otra persona.
La chica, hermana del pringado y la única que realmente le echa valor al asunto, acaba siendo la más perjudicada de manera totalmente arbitraria e injusta. Y esto es lo que se usa como excusa para el "clímax" final.
Los pandilleros dan más risa que otra cosa, con sus pintas y sus pistolones. Es curioso el hecho de que todos los pandilleros que salen son chinos o latinos o negros, no hay ningún blanco americano. Y el doblaje al español encima es bastante malo, aunque eso no es culpa de Clint.
De trasfondo tenemos la religión. El personaje de Eastwood parece aborrecerla hasta que al final, en una confesión bastante tonta con el cura, te das cuenta de que en verdad es super religioso, pero en algún momento perdió la fe.
La película tiene además otras joyitas. Cuando Walt hace con la mano el gesto de disparar es bastante patético. Algo que en teoría debería infundir respeto o valentía o yo que sé, acaba siendo un chiste malo. Por otro lado, me pareció un personaje muy racista, y aunque se le intenta quitar hierro la verdad es que no se consigue.
Por otro lado, si ya tenemos un supuesto héroe y la religión, lo único que falta son las referencias a Estados Unidos. Para ello, tenemos la bandera ondeando en el porche de Walt, uno de los decorados que más sale, por lo tanto la bandera siempre está presente. Además la adoración que demuestran sus vecinos chinos como por ejemplo los pandilleros, que aunque sean chinos son más americanos de espíritu que nadie, o un diálogo que va más o menos así:
Chica china: Nuestro padre era muy estricto.
Eastwood: Yo también lo soy.
Chica china: Sí pero es diferente. Tú eres americano.
Aunque me niego a creerlo, puede que en Estados Unidos esta frase provocara que la gente se pusiera en pie con la mano en el corazón cantando el himno nacional, pero lo que es a mí, me dejó con la boca abierta y después de un tiempo, cuando pude reaccionar, me dió vergüenza ajena.
Y el final es lo mejor. Walt, tras sopesar que hacer, se prepara para la muerte que le va a llegar por enfrentarse a los pandilleros. Se confiesa, se pela, se hace un traje a medida y se va al encuentro de los pandilleros sin armas ni nada, sólo con su chulería de buen hombre americano. Tras unas cuantas tonterias, los pandilleros acaban acribillando a Eastwood y como hay muchos testigos, pues los detienen y es ahí cuando se convierte en un héroe total. Pues bien, para empezar cuando Eastwood cae muerto lo hace en cruz en plan Jesús, lo que me parece una ofensa que se atreva a comparar un personaje con otro. Y encima lo acribillan de forma totalmente injustificada, con pistolas de todo tipo y metralletas. Supongo que se quiere reflejar la violencia innecesaria pero está muy pasado de rosca. Además es un hombre solo contra diez pandilleros por lo menos, por lo que no pude evitar acordarme de Scarface, cuando Tony Montana sale mal parado en la misma situación, donde un final así estaba mucho más justificado que tanto plomo por nada.
Y ¿de que habla el título? Pues de un coche que es un símbolo durante toda la película. Es el referente para el chaval chino de lo que debe llegar a ser cuando sea un hombre. Así al final de la película todo el mundo sabe que tras morir, Walt le deja en herencia el coche, porque ya es un hombre.
La parte técnica esta bien resuelta, aunque algunos cortes hacia la mitad de la película usados para marcar el paso del tiempo, son bastante bruscos.
En definitiva, me parece una película bastante pobre en casi todos los sentidos y que este tipo de personajes e historias están muy pasados de moda en estos tiempos. Aún sigo sin querer creerme que este sea el tipo de héroe americano que el cine quiere enseñar a sus espectadores, y sobre todo, que sea el tipo de héroe que quiere Estados Unidos como representante.

Si llego a saber que me ibas a destripar la película no leo tu critica, ya te vale!!!
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